Las Piedras del Camino

Una vez llegó un peregrino a una aldea perdido en un valle rodeado de altas montañas. Mientras caminaba por la ladera de una colina, observó unas piedras en su camino y se dio cuenta, de un modo difícil de explicar, de que tenía que recoger cada una de esas piedras y llevarlas hasta la cima de la colina. Y así lo hizo. Cada día buscaba piedras, muchas de ellas cubiertas por la vegetación, y las llevaba a la cima de la colina donde las reunía todas en un mismo lugar. Era una tarea difícil, difícil por su cansancio, pero en ningún momento dudó de lo que la Vida le pedía, y se entregó por completo a la tarea.

La Verdad

Una vez, un peregrino, en busca de la Verdad, subió a una montaña y allí rogó a los dioses que le mostraran la Verdad. En respuesta a su petición, un niño se acercó a él y le dijo:

Ropa Nueva

Una vez, en una aldea, alguien vivía en conflicto con su propia vida.  La razón de este conflicto vino del olor que sentía en todas partes donde estaba. Un olor arraigado que lo dejó enfermo, causando todo tipo de malestar. Para él, este olor era el resultado de la decadencia de todo el sistema en el que vivía: un trabajo vacío y sin sentido, una vida familiar en la que el conflicto y la indiferencia se habían asentado y un mundo en el que el odio y la violencia eran las reglas y no la excepción.

La Verdadera Razón para Ser una Semilla

Una vez, un extraño que pasaba por una posada entró y se sentó en una de las mesas. Una joven que servía allí se le acercó y le entregó el menú. Ordenó una comida ligera que la joven anotó. Después de la comida, el desconocido se dio cuenta de que tenía dinero, y le pidió a la joven que llamara al posadero. Cuando llegó el posadero, le dijo:

Newsletter

Suscríbete para recibir notificaciones de nuevos lanzamientos

Donaciones

Login

Search